miércoles, 30 de septiembre de 2009

Capítulo Cinco. El viaje de Jimena

- Shhhh, baja la voz Augusta, la niña nos puede escuchar.
- La niña ya es toda una mujer y además la carta no dice nada de si va a venir o no. No creo que nos debamos alarmar Carmela. ¡Eres una exagerada!
- ¡Te he dicho que bajes la voz! ¿Te imaginas si nos escuchara, si supiera que le ocultamos esto?- decía nerviosa Carmela mientras intentaba controlar el tono de su voz y zarandeaba en sus manos la carta que les había traído el cartero por la mañana.

Les había costado encontrar un momento en el que no estuviera Jimena delante, merodeando cerca de ellas, o enredando en la casa. Por la mañana había llegado una carta con matasellos del extranjero; la carta había salido hacía un mes y recién llegaba a alborotar la aparente paz de la pequeña localidad de Venancio, en la región de Burgos.

Carmela y Augusta no dieron crédito a la noticia cuando se encontraron aquella mañana del mes de enero con esa misiva. ¿Por qué ahora? Justamente ahora que la niña ya había crecido y se había convertido en una mujer. Llevaban años sin saber nada de allá, ninguna señal, ninguna noticia y ahora de la nada irrumpía de pronto en sus vidas.

Jimena estaba limpiando las habitaciones de arriba cuando las hermanas conversaban en la cocina:

- ¿Qué vamos a hacer ahora?
- Nada, ¿tú qué crees? Llevamos toda una vida callándonos, no podemos contárselo.
- ¿No crees que debiera saberlo?
- Augusta, Jimena es feliz aquí, ¿o es que acaso no lo ves? Se levanta temprano, ayuda en la casa, y tiene unas manos que bordan hasta la tela más basta. Las mejores casas de Madrid hacen cola y la escriben para que les borde y les cosa. Ella no necesita nada que venga de allá ni tampoco a nadie.
- Carmela, ¡es su madre la que escribe! ¡Su madre!
- ¿Y si decide irse? ¿Has pensado acaso en eso? ¿En que se vaya y no la volvamos a ver?

Las dos hermanas quedaron en un silencio que habló más que sus palabras. Se oía a Jimena ir de un lado a otro. Acostumbraba a levantarse temprano, ayudaba en las tareas de la casa pues sus tías eran mujeres mayores y solteras así que intentaba quitarles todo trabajo que implicase esfuerzo físico. Con los años había aprendido que por mucho que se empeñase, ellas tenían carácter y se negaban a ser consideradas personas mayores.

El día que llegó la carta, Jimena se disponía a ir a Burgos capital a buscar piezas nuevas de tela, hilos, botones y pasamanería en general. El Paseo del Espolón tenía multitud de tiendas que proveían de toda esa mercadería.

- ¿Ya te vas, hija?
- Sí, tía. No se preocupen por mí. Voy a buscar las piezas que me hacen falta para los últimos pedidos

Era cierto que Jimena tenía unas manos envidiadas en toda la región, incluso las monjas del Monasterio de la Encarnación solían hacerle los pedidos para vestir a la Virgen y el altar mayor en festividades importantes como el Corpus. Desde pequeña mostró aptitudes para la costura, sus tías recordaban cómo jugaba entre los trapos que había en la habitación de la plancha donde se iban amontonando toda suerte de sábanas raídas, camisas de popelín rasgadas, puños de piqué, pañuelos de batista amarillentos por el uso… Todo eso Jimena lo utilizaba para sus juegos infantiles. Tan pronto hacía un mantel de gala para una celebración con sus muñecas como transformaba los bajos de las toallas bordadas en trapitos de cocina para jugar.

Pronto cogió la aguja y el hilo y fue donde las monjas Carmelitas a que la enseñaran a coser. Largas horas pasó allí alimentando el sueño de quienes creían que acabaría ingresando en la orden.

Poco a poco Jimena comenzó a bordar por su cuenta e instaló en casa de sus tías un pequeño taller donde recibía a las damas de la alta sociedad que acudían a que les confeccionase prendas para lucir en los salones de las casas más renombradas del momento. Iban con los magazines, los últimos modelos de París, cuna del buen gusto en lo que a moda femenina se refería.

Tenía la puntada tan fina y pequeña que sus trabajos eran comparados con la precisión que tenían las modernas máquinas de coser.

No recordaba otro lugar que no fuera Venancio, la pequeña comarca cercana a Burgos. Jimena había crecido allí, nada en su vida le hacía pensar que sus pasos se habían iniciado al otro lado del mundo. Había crecido en un entorno de pueblo, lejano a lo que por ciudad se entendía y si bien es cierto tenía rasgos diferentes a los que se daban en la zona, nada la hacía sospechar que su vida se había iniciado más allá de los muros de la ciudad en el lejano Nuevo Mundo.

Augusta y Carmela habían sentido la necesidad de contarle la verdad en numerosas ocasiones, sobre todo cuando era niña. En cada uno de sus cumpleaños las tentaba la posibilidad de regalarle la noticia de que su madre estaba viva y que lejos de haber querido deshacerse de ella y abandonarla al nacer, la había salvado separándose de ella.

-Augusta, ¿tú crees que si se enterase de esto nos lo perdonaría? ¿Acaso lo harías tú en su situación? Recuerda que le hemos construido una vida de mentira, una historia de cuento… lo mejor será que lo olvidemos, como si no hubiéramos recibido nada- y tirando el sobre a la basura se dio media vuelta y salió de la habitación.

Carmela no tenía decisión ni capacidad ni carácter para llevarle la contraria a Augusta que siempre había llevado las riendas de la casa y tomado las decisiones importantes.

Cuando llegó Jimena a sus vidas, la trastornó por completo: dos hermanas mayores y solteras que tenían que hacerse cargo de un bebé y fue Augusta de nuevo quien decidió qué hacer y cómo. Era su sobrina, la hija del único hermano que tenían, muerto hacía ya años, la que les escribía pidiéndoles ayuda con esa niña envuelta en paños blancos.

¿Qué otra cosa podían hacer? Recordaban cuando, tras la muerte de su padre, Angélica había decidido embarcarse y probar suerte en las Indias, quiso huir y, hasta cierto punto fue lógico pero lo que nunca entendieron fue por qué no había dado señales ni había hecho el esfuerzo de intentar comunicarse con ellas. Al fin y al cabo eran la única familia que tenía por eso fue que cuando Angélica recurrió a ellas, no pudieron negarse y acogieron a la niña, a sabiendas de lo que eso causaría en Venancio, como si fuera una hija suya, la hija que no habían tenido.

Jimena imaginaba ahora en San Camilo, cómo al llegar a la casa, sus tías ya estaban descansando cada una en su habitación. Había dejado las piezas y materiales que necesitaba para confeccionar los últimos vestidos en el taller que tenía y retirándose las prendas de abrigo se había dirigido a la cocina a calentarse un poco de agua para tomar algo que la hiciera entrar en calor. Había visto un sobre encima de la basura, que no estaba rasgado, escrito con letra pulcra y caligrafía de colegio de monjas. Conocía perfectamente la caligrafía que tenían las Carmelitas de Venancio así que no le era difícil identificarla.

La curiosidad hizo que se sentase en la mesa que estaba cerca del hogar, y mientras tomaba su manzanilla, rescatase del olvido ese sobre que ahora tenía apretado tras el manto que la cubría. Esa carta había hecho que dejase su vida tranquila y apacible, su negocio como modista, su única familia, sus tías y se aventurase de la noche a la mañana a salir a buscar la verdad que le habían negado durante todos esos años.

15 comentarios:

  1. mucho misterio y muchas vueltas en una misma aguja jejejeje en conclusion??? interesante.
    Joao Sánchez

    ResponderEliminar
  2. Ajam! bueno e interesante =) pucha seria mejor si se supiera qiuen eres !!
    tu obra esta buena !!

    ResponderEliminar
  3. Interesante! me gusto!!

    Atte.Andrea Manucci

    ResponderEliminar
  4. Me parecion interesante...sobre todo la parte de la verdad!!

    Atte. Lucia A.

    ResponderEliminar
  5. Gracias Wendy y gracias todos. No es necesario saber quién o quiénes somos. ¿De dónde eres Wendy?

    ResponderEliminar
  6. =) eso es lo de menos lo importante es que me agrada su lectura no creen?? los que son un misterio son ustedes!!! quienes son!!??

    ResponderEliminar
  7. Por fin sabemos de donde salio el personaje principal de esta historia. Mucho suspenso...y tu tecnica de escritura es predominante! espero sean 20 capitulos.

    ResponderEliminar
  8. Forastera y desconocido cuando van a colgar el capitulo 6??!!
    Amm tengo una idea para la histora =) pero debo leer un capitulo mas y se los digo vale??
    los comentarios no solo son mios son de amigas mias es que no sé por que motivo no pueden creaer una cuenta de google es que piden un requisito!! ....
    Bueno el blog me lo paso una amiga!!! pero poco a´poco nis irémos conociendo... solo espero que ustedes se dejen conocer!!! =)
    Bueno cuidense y sigan escribiendo!!! jaja =)

    ResponderEliminar
  9. Esperamos tu sugerencia Wendy. El capítulo seis muy pronto estará entre ustedes. ¿Conocernos, para qué? es mejor que estamos conectados sólo por la historia.

    ResponderEliminar
  10. Gracias Edson, esperamos no que sean 20, sino que sean muchos capítulos más y que ustedes sigan leyéndonos y pasen la voz. Esperamos sus sugerencias para esta historia pues recién la estamos escribiendo. Vamos anímense...

    ResponderEliminar
  11. Bueno era una opciòn... espero ver el capìtulo 6 para poder darte mi idea ok?
    Bueno cuidense =)

    ResponderEliminar
  12. Forastera... eso de vale me sono bien hispano, parafraseandote.
    Me intriga saber còmo una chica dulce, criada por un par de tìas solteras, que borda como los dioses, y que hasta pensaban que sería monja, se arma de valor para salir a un lugar desconocido, peligroso.......... la sola búsqueda de una madre no es razón suficiente...... como diríamos acá... hay gato encerrado!!! algo más trae la carta. Porque una madre se aleja para salvar a la hija.... que tipo de sangre fluye entre las venas de Jimena, que han estado contenidas que ahora al menor impulso fluyen burbujeantes como ríos...........
    en el origen de Jimena hay màs cosas que el origen de una niña............ rk
    muy buena!!!!! quiero conocer el pasado de José Ignacio, se le nota un pata superadazo y eso para "esa època"... es alucinante....

    ResponderEliminar
  13. Hola Rakel... todos en San Camilo tienen en el alma algo de hispanos... tus ideas nos animan a aventurarnos en la historia. Total ... es una historia que recién se está contando ... liberaremos al gato de a poquitos ...

    ResponderEliminar

Seguidores